lunes, 23 de noviembre de 2009



Anoche estuve a tu puerta como lluvia
como una nota al viento
fortuito enredado en laberintos
quizá me escuchaste como un ruido
y te volviste al otro lado
cubriendo tu oído con algún pedazo
del ayer que cayó desde la almohada

Ayer fui el tonto de costumbre
aquel que sacrifica los perdones
en el altar del labio trémulo
que trazó horizontes destemplados
en tu mirada asida a mi designio…

y el jilguero penitente maldijo el canto
y voló dejando la infinita erosión del desacierto
en el concierto que nos trajo

pero tu puerta despojada de pestillos
y la llave que sangra donde siempre
luego resurge como el fénix

quizás mañana regrese con la ofrenda de perdones…
vales más de lo que vale mi existencia
mujer de mar abierto…

o quizás me diluya en mil corrientes a tu nombre